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Exposición Pablo Echaurren «Make Art not Money»

Pablo Echaurren: una relectura de las vanguardias del siglo XX llega al MNBA

Bajo la curatoría de Inés Ortega-Márquez, la muestra antológica Make Art Not Money presenta más de cien obras del artista italiano exponente de las vanguardias, quien también viene al país a encontrarse con sus raíces. En la exposición se incluyen pinturas, collages, dibujos y esculturas que se exhibirán por primera vez en Chile entre el 16 de junio y el 21 de agosto.

Este 16 de junio, el Museo Nacional de Bellas Artes dependiente de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), inaugurará una completa retrospectiva de Pablo Echaurren (1951), que aborda sus más de cuarenta años de trabajo artístico, con énfasis en su diálogo con las principales vanguardias del siglo XX. La muestra se presenta en el MNBA con el patrocinio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el auspicio de la Embajada de Italia en Chile y empresas chilenas e italianas —entre ellas Astaldi, Fiat y Hotel The Singular—; en colaboración con la Galleria d’Arte Maggiore GAM, Bologna, y la Fondazione Echaurren Salaris, Roma.

La exposición
La curadora, Inés Ortega-Márquez, seleccionó las obras en el propio taller del artista en Roma y en colecciones privadas y públicas italianas, incluyendo en la selección trabajos recientemente exhibidos en la Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma.
En palabras de Ortega-Márquez, “la creación de Echaurren se distinguió desde sus inicios por una línea minimalista y conceptual, y por un rechazo a las convenciones pictóricas, ofreciendo una alternativa a la idea de la obra de arte como fetiche. Los chilenos no conocen a este artista y, por lo tanto, en el intento de ofrecer una pincelada larga a lo largo de su creación desde los años 70 a hoy, hemos focalizado la exposición en su área más pictórica, que es el lenguaje por el que se interesa más hoy en día. Asimismo, se incluyen algunas esculturas en cerámica realizadas en los 90, momento en el que Echaurren descubre una veta precolombina en su arte, que viene a tocar su arcano americano, la tierra de su padre”.
Make Art Not Money abarca todo el período creativo del artista desde sus inicios en 1970 —época en la que, por años, solo trabajó con tinta china y esmalte o acuarelas sobre papel— y enfatiza en el trabajo pictórico que abordó a inicios de 1989 con los primeros acrílicos sobre papel y luego lienzo —medio que ha mantenido hasta hoy—, y que evolucionó hacia los grandes formatos de su obra más reciente. Estas obras de gran formato son, precisamente, las que reciben al público en la primera parte de la exposición.
De los años 70 —etapa, que podríamos llamar “de iniciación”—, destacan una serie de Quadratini; acuarelas y esmaltes de pequeñas dimensiones que presentaban visiones fragmentadas de temáticas diversas: erótica, política o incluso interplanetaria; una “poética de lo minúsculo” que rescató la poesía de Baruchello; así como el uso de la escritura como lenguaje pictórico. Para Echaurren, el arte ya se había transformado en una plataforma para hablar de todo, desde una perspectiva lúdica, toda vez que lúcida, en palabras del crítico Giuliano Briganti.
En los años 77 y 78, y al alero del movimiento artístico y político indiani metropolitani, que buscó actualizar los lenguajes de las vanguardias artísticas, Echaurren suspendió su carrera de pintor para dedicarse a ilustrar las páginas de la revista Lotta Continua —órgano del movimiento marxista libertario del mismo nombre—, incursionando de lleno en las artes aplicadas y en géneros como el cómic. Esta experiencia será decisiva en la década siguiente, cuando la fusión entre vanguardia y cultura popular se exprese por completo en su obra, “de acuerdo al ideal de un arte abierto a todos” dice Ortega-Márquez.
Es en esta época —los ochenta— en que desarrolla con más intensidad sus collages, con claras referencias al futurismo italiano, al tiempo que se acerca al lenguaje pop, sin dejar de lado la carga política, con trasfondos como la caída del muro de Berlín.
A lo largo de toda la muestra, y de acuerdo a la curadora, el público podrá ver claros hilos conductores, u “obsesiones temáticas”: el horror vacui, la representación de la muerte, la música, la naturaleza, la representación del signo, máscaras-personajes, y Roma. Su producción más reciente —en la que el artista adoptó definitivamente los grandes formatos— se establece bajo las claves de una crítica ácida al arte, al mercado y, en términos generales, al “sistema”.
En relación a este tránsito, señala el director del Museo Nacional de Bellas Artes, Roberto Farriol: “la proliferación y repetición de signos, en la obra de Echaurren, se podría interpretar como una preocupación que pasa más bien por la formulación de operaciones sobre un sistema del arte fatigado; una suerte de resistencia al olvido de las concepciones vanguardistas, como parte de una crítica a una industria cultural cautiva del mercado”.

  • Organizado por: MNBA
  • En colaboración con: IIC y Embajada de Italia