Gracias al trabajo en conjunto con la Embajada de Italia y el IIC Santiago, de Enel Chile y del Museo de Bellas Artes, una obra del pintor italiano Caravaggio se exhibe por primera vez en Chile, en el MNBA
Por primera vez en el país se exhibirá un original del célebre pintor italiano Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio. La obra, San Juan Bautista, estará en el Museo Nacional de Bellas Artes en la Exposición Caravaggio en Chile. Luz del Barroco, entre el 21 de octubre y el 18 de diciembre. Se trata de una oportunidad única para apreciar esta obra perteneciente a la prestigiosa colección de los Museos Capitolinos de Roma.
Este extraordinario evento es posible gracias a la alianza entre Enel Green Power y los Museos Capitolinos de Roma, a la que se ha sumado el financiamiento y esfuerzo conjunto de entidades del ámbito público y privado, chileno e italiano: Museo Nacional de Bellas Artes, Embajada de Italia en Chile, Instituto italiano de Cultura y Enel Chile. Todos se han unido para ofrecer esta Exposición y las actividades de cultura y extensión que la acompañan.
El director del MNBA, Roberto Farriol, destaca que “la presencia de un Caravaggio en Chile se integra a la línea expositiva que este año hemos desarrollado en torno a importantes reflexiones sobre el valor de las obras originales y su influencia en la formación de los artistas chilenos, cuya obra forma parte de la colección del MNBA, como ejemplos del arte europeo a fines del siglo XIX”.
A través de esta exhibición, el MNBA se suma a la celebración de los 445 años del nacimiento de Caravaggio (1571 – 1610). Con la curatoría de la académica chilena Sandra Accatino, la exposición también contempla una copia -de autor y fecha desconocidos- de la Deposición, obra que Caravaggio realizó probablemente entre 1600 y 1604. Dicha copia fue adquirida por el Estado chileno en 1857 e integrada a la primera colección de pinturas del Museo Nacional de Bellas Artes. Además, la exposición incluye la obra contemporánea La conversión (2016) de la artista chilena Josefina Fontecilla, que cita el cuadro Conversión de san Pablo (1601) del mismo Caravaggio. De esta forma, se pretende poner en diálogo obras de distintas épocas y contextos, con el fin de comprender los alcances del artista en el arte chileno.
El San Juan Bautista de Caravaggio
Caravaggio es uno de los pintores que, a principios del siglo XVII, inauguró el Barroco en Roma. A pesar de no haber creado directamente una escuela, su influencia se expandió con una velocidad, amplitud y persistencia inusitada. “Pintores de generaciones y nacionalidades muy diversas y distantes adoptaron sus soluciones estilísticas o sus elecciones temáticas, o ambas juntas, muchas veces a partir de copias, grabados e imitaciones. Así, la exposición es una oportunidad para presenciar y reflexionar sobre los alcances y resonancias que tuvo y aún tiene su pintura, en tiempos y lugares muy lejanos”, explica la curadora.
La pintura de Caravaggio que llega al MNBA presenta a un joven desnudo en el que destaca su sensualidad. Aunque se ciñó a los símbolos establecidos para la representación del profeta, Caravaggio lo muestra como un hombre alegre, que interpela directamente al espectador/a. “Es difícil, con la actual sobreexposición e inmediatez de las imágenes mediales a la que estamos habituados, encontrar el tiempo y la intensidad a la que las pinturas de Caravaggio nos invitan. En ellas, la intensidad no se logra solo a través de lo espectacular, sino con una mirada íntimamente comprometida que sabe ver, literalmente, la luz en las sombras, que se da el tiempo para descubrir en los objetos iluminados en las telas”, comenta la curadora.
San Juan Bautista (1602) fue encargado a Caravaggio por el coleccionista romano Ciriaco Mattei junto a la Cena de Emaús (National Gallery de Londres) y la Captura de Cristo (National Gallery of Ireland de Dublín) en 1602. En ese momento, Caravaggio, que había llegado a Roma desde el norte de Italia casi diez años antes, era uno de los artistas más prestigiosos y solicitados de la ciudad. Las tres obras fueron realizadas para ser expuestas en espacios privados y se refieren al sacrificio de Cristo, que es anunciado por el Bautista. En la pintura, Juan Bautista surge de pronto desde la oscuridad, cercano y real, mientras se voltea hacia nosotros y nos sonríe, invitándonos a participar en la escena. Seducido por la figura del joven que abraza al carnero, el espectador experimenta la feliz promesa de la salvación de la humanidad, alcanzada a través de la muerte de Cristo, simbolizado por el animal sacrificial. En 1624, el San Juan Bautista fue donado por el hijo de Ciriaco Mattei a uno de los primeros mecenas de Caravaggio, el cardenal Francesco Maria del Monte. A partir de 1628 perteneció a la colección de la familia Pio y en 1750 se integró a los Museos Capitolinos, el principal y más antiguo museo cívico de Roma.