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Expo «Que los arboles puedan perdonarme» de Serena Oliva

El IIC Santiago presenta la exposición de la joven artista italiana Serena Oliva, «Que los arboles puedan perdonarme», bajo la curadoría de Guillermo Machuca.

La exposición se inaugura el próximo 21 de junio a las 20:00 horas y durará hasta el viernes 20 de julio.

invitoso

A continuación la intoruducción curatorial de Guillermo Machuca:

LA PLANTA DEL PIE HUMANO

Guillermo Machuca

I

Que los árboles puedan perdonarme, es el título de la última obra de Serena Oliva, una artista italiana radicada hace cuatro años en Chile. Como gran parte de sus compatriotas, las razones de su llegada a nuestro país podrían responder a diversos motivos: escapar – desde su país natal – de algún conflicto bélico o de otra índole; buscar horizontes laborales que permitan mejorar su existencia de vida; un determinado romanticismo proyectado hacia ciertas latitudes exóticas; vínculos de origen amoroso o, más allá de toda causalidad racional, el hecho de aventurarse por el simple gusto de hacerlo. Otra opción sería la posibilidad de armar un proyecto de obra (como muchas obras de artistas tránsfugos o peregrinos).

II

Su obra, en cuestión, se compone de una trenza de totora y fideos dispuesta a todo lo largo del piso del espacio exhibitivo (todo esto en el Instituto Italiano de Cultura, ubicado en la calle Triana 843). Esta trenza – que recuerda, en parte, la obra Cuerpos blandos montada en el MNBA por Juan Pablo Langlois Vicuña en 1969 – se complementa con el sonido que reproduce las voces de diferentes descendientes de italianos avecindados en Chile, quienes cuentan sus experiencias personales en el país (algunas intensas, otras coloquiales). Algo de autoflagelante pareciera motivar el gesto de Serena Oliva, pues la mayoría de los gestos de transitar fronteras para quedarse en algún sitio suponen una determinada merma del territorio escogido (quemas de grandes bosques en la zona sur, depredación de nuestros recursos naturales, conflictos idiomáticos y raciales).

III

Consideremos el título de la muestra: Que los árboles puedan perdonarme. El rótulo refiere a una materia prima esencial en la economía chilena. Sin ellos no habría posibilidad de fabricar una cantidad importante de preciados objetos tantos artesanales como artísticos, y menos servir de pulmón privilegiado y de calefacción (muchas veces contaminante) en varias zonas del sur del país. En este caso, la artista ha elegido la totora – una planta – como materia de expresión; los árboles están erguidos (excepto cuando se los tala a destajo o se queman en grandes incendios forestales), en cambio la totora crece y se despliega a nivel horizontal entre esteros y pantanos. Tenemos, en este caso, dos sistemas constructivos: a nivel horizontal (terráqueo) y a nivel vertical (celestial).

IV

Árboles y totora. Aquí se mezcla la sugerencia literaria de un título con lo poco sublime de una planta acuática, infestante, de crecimiento descontrolado. Asistimos a un tránsito que va de lo sublime a lo acuoso, en el sentido pantanoso del término. ¿Y los fideos? Más que una referencia al país de origen de la artista, su función pareciera, en este caso, rebajar aún más el valor aurático de la obra de arte. Pensemos al respecto en una sarcástica opinión del crítico Clement Greenberg acerca de algunas pinturas de Jackson Pollock: «Parecen platos de fideos». Algo de asqueroso tienen los soportes hechos de fragmentos de animales, nudos de gusanos y serpientes, roedores de cola pelada; pensemos también en el contraste de estas materias blandas y en descomposición con el audio de descendientes de antiguos migrantes a quienes sólo se les puede oír su voz, una voz ambientada, mediada tecnológicamente.

V

Una de las características que ha identificado las desublimaciones del arte moderno, ha sido el disponer la obra a ras de suelo. La obra pierde su relación con el muro y cae hacia la planta del pie humano. Según Georges Bataille, el dedo gordo del pie humano nos recuerda una zona retroactiva que hunde su inconsciente abyecto en la pisada barrosa de antiguos primates (algunas teorías feministas pretenden humanizar a los animales y animalizar al género humano). Gran parte del arte contemporáneo nos ha hablado de caídas, muertes y declinaciones. Reparemos en algunos de estos descensos animalescos a nivel espacial: los drippings de Jackson Pollock (orinas en catarsis alcohólicas), las esculturas a ras de suelo de Anthony Caro y Carl Andre, los círculos de piedra de Richard Long, las llamadas instalaciones en general, etcétera. La conquista del suelo amplía las posibilidades de circulación del espectador (lo mismo que un mapa del mundo activa el viaje de sus habitantes de una frontera a la otra).

VI

Hace un par de años Francisco Brugnoli y Virginia Errazuríz expusieron en el mismo lugar (el primero es de ascendencia italiana). La obra de ambos se dispuso en gran parte del suelo del lugar (ampolletas, esculturas y diversos desechos apilados). Durante la inauguración Serena Oliva sufrió, en pleno centro de la Capital, un grave accidente de tránsito (heridas graves y un largo tiempo de internación clínica). Cuestión biográfica para nada menor; la biografía personal suele ser accidentada, fracturada, quebradiza (algunos chilenos le dijeron que “las cosas pasan por algo y por algo pasan las cosas”). Esto se encuentra respaldado por los testimonios de muchos de sus compatriotas padecidos a lo largo de estos años en Chile. También esto le ha ocurrido a varios chilenos que han viajado fuera de su tierra. Ahora Serena Oliva ha podido recuperar el movimiento de sus piernas y sus pies. Cruel comparación: las declinaciones del arte moderno hacen que el cuerpo se caiga y se fracture para luego erigirse como objeto de arte.

 

Serena Oliva:

Egresada de Cine y artes visuales de la Universidad RomaTre, prosigue su formación con un Magister en Artes visuales en la IUAV de Venecia. Ganadora de una beca de intercambio en la Universidad Diego Portales de Santiago, concluye la experiencia con una pasantía en Cenfoto UDP Archivo Nacional del Patrimonio Fotográfico. Ha participado en talleres (Alberto Garutti, Antoni Muntadas, Cesare Pietroiusti, Francisca Sanchez) y exposiciones (Xmq of pit, ready for the mosh!, ArtVerona 2016; Elvis ha lasciato l’edificio, Fondazione Bevilacqua la Masa, 2014; DONO/NODO, ViaFarini DOCVA, 2013). Entre diciembre 2016 y enero 2017 ha expuesto en Santiago en AK35 con un proyecto intitulado Cuccurucucu Paloma.

  • Organizado por: IIC Santiago